martes, 10 de diciembre de 2013

Todos somos vendedores



Que todos somos vendedores es algo que ya nadie discute. Y no solo eso, todos pasamos por varias experiencias comerciales a lo largo de nuestra vida. Trabajar implica vender, interna y/o externamente, cualquiera que sea la posición que se ocupe. No sólo eso, seguramente muchos hemos trabajado de dependientes, o vendiendo seguros o en una hamburguesería para sacar algún dinerillo cuando éramos jóvenes o mientras nos preparábamos para el futuro.

Ahora bien, algunos hacemos de la venta “profesional”, nuestro modo de vida. Se vende de todo, y la profesión de “vendedor” es sin duda la más extendida. Y la más demandada. Por eso no es de extrañar que la mitad de las ofertas de empleo sean para puestos comerciales. Históricamente se ha identificado al vendedor con una persona con algo de labia y don de gentes. Eran los tiempos de los “viajantes” o “representantes de comercio”. Actualmente ser un buen vendedor exige mucho más, exige una preparación, una experiencia, porque el cliente está más informado y preparado que nunca  y la competencia es feroz. La profesión se nutre tanto de candidatos altamente cualificados, como de personas más autodidactas. Y no siempre un mayor conocimiento técnico implica un mejor resultado.

Por tanto, si esto es así, ¿por qué algunos se avergüenzan de ser vendedores? Parece que trabajar de comercial no es representativo en términos de imagen personal. No sólo eso, en ocasiones se cae en el abuso de disfrazar nuestro cometido refugiándonos en conceptos como asesor comercial, gestor de cuentas, agente o técnico de ventas o consultor de negocio, sin olvidar anglicanismos tan presentes en nuestro entorno como el business consultant, el sales executive o el account manager. No obstante, muchos emprendedores de éxito dieron sus primeros pasos en el campo de la venta, como Ray Kroc, fundador de la cadena Mc Donalds, quien empezó vendiendo fuentes de soda, o Ingvar Kamprad, que empezó vendiendo y repartiendo cerrillas en bicicleta antes de desarrollar el concepto Ikea

En definitiva, nadie puede avergonzarse hoy en día de ser vendedor, cualquiera que sea el término con el que se le designe. En nuestros días ser un buen comercial exige unas habilidades y una actitud muy profesional si se quiere obtener buenos resultados.  Ser vendedor es “algo más”. No es algo con lo que simplemente se nazca, por mucho que algunos tengan una habilidad natural para la venta. Al fin y al cabo, ¿no hay gente también con una habilidad especial para la física o para la música? Los tiempos que corren nos exigen una preparación cada vez mayor de nuestra fuerza de ventas, que en última instancia son los que “dan de comer” a toda la empresa desde “la primera línea de fuego”. Formemos a nuestra red de ventas y estemos orgullosos de ser vendedores.




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